Nuestros amigos de la Escala nos remiten unas reflexiones que compartimos en su totalidad y también Aceptamos sin ningún problema, aunque no lo compartamos, que otros vean las cosas de diferente manera
AVECORN - Asociación de Vecinos Contra Radiaciones Nocivas de L'Escala (Girona)
Nota.- Aceptamos sin ningún problema, aunque no lo compartamos, que otros vean las cosas de diferente manera
Les armes à rayonnement Micro-Ondes
Antenas T.Móvil Les armes à rayonnement Micro-Ondes
LLÁMENME PREHISTÓRICO, PERO NO UTILIZO MÓVIL
Es muy difícil, hoy en día, encontrar almas gemelas. Ha de quedar dicha misión para los más recónditos reductos románticos, ya que en un mundo con prisas, en un mundo de agresiones permanentes… el sacrificio, la capacidad para aceptar las opiniones del otro, la virtud de saber escuchar y, aunque no sea políticamente correcto decirlo, la tolerancia… quedan al margen de nuestra ajetreada vida, marcada por la presión, el stress, las obligaciones y nuestras muchas deudas económicas o emocionales.
Lo mismo que nos resulta impensable, más bien infrecuente (dada la posibilidad de excepciones), el encuentro de dos almas gemelas que no se tiren los trastos a la cabeza, tras un par de meses de convivencia, también nos resulta difícil mostrar nuestra coincidencia con las apreciaciones de unos y otros que, presuponiéndose nos hallamos a un mismo lado o posición en el debate abierto sobre la telefonía móvil y su nocividad para con la salud de todos, asumen posturas difícilmente compartidas.
En aras a hacer nuestros los principios del Tratado sobre la Tolerancia de Voltaire, no acostumbramos a mostrar nuestras diferencias, nuestros puntos de vista contrapuestos a lo que se oye sobre el tema, cuando surge de este nuestro lado compartido (ANTI-ANTENAS), aunque no lo compartamos todo, en materia de declaraciones, afirmaciones y pontificaciones.
¡No sabemos nada! Y cual Sócrates despistado confesamos nuestra ignorancia en un ejercicio de suma humildad que siempre pueda ser refutada en nuestras apreciaciones, nunca asertos absolutos.
Pero por ese mismo motivo y desde la tolerancia y admisión de quienes opinan diferente a nosotros o quienes no comparten nuestra taxatividad respecto de algunas verdades contrastadas hasta la extenuación, reclamamos una parcela mínima para expresar lo que pensamos, con independencia de que sea compartido o no por otros muchos.
Se nos dice que el teléfono móvil es un avance social importante y que ya no pasaremos sin él.
¡No podemos estar más en contra de dicha afirmación!
No utiliza móvil quien escribe, no lo echa a faltar y no creemos que decir palabras desde la distancia sea la solución para un mundo incomunicado como es el que vivimos.
El teléfono móvil supone una serie de perjuicios personales (no nos atrevemos a decir que sociales) indudables; una factura más a final de mes; una coartada para la dilación en nuestras obligaciones (excusas telefónicas, aplazamiento de citas previas); un instrumento con componente adictivo indiscutible; un arma indiscriminada de microondas y, para según que miembro aleatorio de los grupos de riesgo, un verdugo silencioso e invisible.
Oímos o leemos una noticia que nos estimula porque creemos abre el resquicio de la conciencia de un Alcalde, Concejal, Ministro o periodista ante el tema sensible de la afectación a la salud por la emisión de radiaciones no ionizantes o campos electromagnéticos. Pensamos en difundirla por todo el mundo o al menos en nuestro círculo restringido. Y cuando llegamos al final de la noticia se desinfla nuestra euforia, ante pequeños detalles, ante afirmaciones gratuitas que no vienen a cuento o ante excusas que se anteponen a la salud, bien supremo que debiera encontrarse por encima de todos, en tanto que universal, originario e inalienable…, además de constitucionalmente consagrado, en todo el mundo.
Un concejal dice que entiende al colectivo de afectados de su localidad, que buscará por todos los medios la retirada de una antena, que es tan ecologista como el que más… pero añade que el ayuntamiento no tiene competencias, que si quitamos la antena donde la ponemos, que cómo lo haremos para tener cobertura… y, finalmente, que con el estado actual de la literatura científica disponible no está probada la vinculación de las antenas con el cáncer.
Por muchas declaraciones que suscriba un Doctor, un investigador, un profeta u otro… no podemos aceptar que, tras mantener y compartir la probada nocividad de la telefonía móvil y sus efectos no térmicos, alguien que se dice portador de un cáncer de cerebro nos diga que no pasará sin el teléfono móvil.
Pues bien, ya va siendo hora de que alguien le diga al Doctor David Servan-Schreiber que en sus circunstancias de miembro de un grupo de riesgo en materia de salud (enfermo de cáncer) el uso o tan sólo transporte junto a él de un aparatito portátil de los que hablamos puede ocasionarle un ictus cerebral, que ya se cuidará alguien de achacar cuando llegue la hora a cualquier desenlace de la evolución propia de su enfermedad.
No aceptamos que un enfermo de cáncer se haga acompañar de teléfono móvil, ni aceptamos que en los hospitales se permita la entrada y funcionamiento de teléfonos móviles que, cínicamente, se prohíben en algunos centros porque pueden afectar a sensibles mecanismos y aparatos electrónicos, material sanitario, de diagnóstico o quirúrgico.., en un alarde de considerar más dignos de protección los instrumentos que los también sensibles mecanismos e impulsos eléctricos que rigen la comunicación de nuestro cerebro con el resto del cuerpo.
No aceptamos que el teléfono móvil sea el gran avance de nuestro siglo, en unos tiempos que corren en los que algunos hijos oyen más a su padre desde la distancia que en directo, por mérito del telefonillo de las narices.
No nos engañemos, el quid de la cuestión se halla en impulsos más primarios que se niegan compulsivamente; en aspectos de la personalidad que se van alterando con el paso del tiempo; en hábitos vitales que con la excusa de ser una imposición profesional y del trabajo de cada cuál son un cuadro más que típico de adicción al móvil.
Psiquiatras y psicólogos se ponen las manos en la cabeza ante el fenómeno de la adicción a Internet, a los juegos por ordenador, a toda suerte de nuevos males tecnológicos y mientras tanto las cobayas de una adicción al más próximo arma de microondas que conozcamos se propicia día a día regalando un móvil al chaval.
!Cuantos más adictos, más facturación a final de mes!
!NO. NO PENSAMOS USAR EL MÓVIL Y, POR FAVOR, QUE CADA CUÁL LLEVE SUS ADICCIONES COMO PUEDA Y NO SE PRETENDA HACER CREER QUE LA PRINCIPAL HERRAMIENTA DE UN ELECTRICISTA O UN FONTANERO ES SU TELÉFONO MÓVIL!
AVECORN
Asociación de Vecinos Contra radiaciones no ionizantes de L’Escala (Girona)
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