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"El progreso no es de unos pocos, es de todos"Juan Manuel Puértolas
Ante la insaciable demanda de instalar antenas de telefonía, los operadores de la telefonía móvil, desde su atalaya de poder, consiguen que el "Ministro de Industria" Miguel Sebastián, pase a ser la voz perfecta de sus apasionadas: "las multinacionales telecos".
El Ministro deja entrever claramente, que premiará a los Ayuntamientos más dispuestos a dejar de respetar las normas urbanísticas, las ordenanzas, e incita a que se adecuen en su caso a la demanda de la patronal del sector de las telecomunicaciones, al mismo tiempo que desprecia la preocupación de aquellos ciudadanos que viven cerca de estas instalaciones ubicadas junto a las viviendas. De nada sirve el pronunciamiento científico coherente, incluso el del Parlamento Europeo de septiembre del 2008 en el que se advierte sobre los peligros que entrañan para la salud las emisiones de telefonía móvil. Ya en junio, la asociación ASIDES lo hizo saber ante la comisión de Derechos Humanos en Las Cortes de Aragón.
Las operadoras, dicen que no hay riesgo alguno, y el Ministerio de industria así lo confirma, por lo tanto, en el Ministerio de Sanidad ya no se investiga. Como Sanidad no investiga, no salen casos, ni siquiera los de hipersensibilidad electromagnética. Como Sanidad dice que no salen casos, no hay peligrosidad. Como no hay peligrosidad, nuestros Legisladores, se limitan al que "ya está controlado", y no solo no hacen nada, sino que además, como si para no aburrirse, los Diputados de las Cortes Aragonesas por ejemplo, deciden que la actividad ha de ser excluida, de ser considerada como "actividad calificada" dentro de la Ley de Protección Medioambiental. Como los Legisladores no hacen nada, los jueces no tienen argumentos para defender las demandas de los apestados ciudadanos, que puedan sentirse afectados. Y mientras tanto, en ese desorden de no saber, no querer saber, no querer hacer nada… las multinacionales hacen autopista ancha y vía libre para instalarse con el único control que tienen: el de ellas mismas, quienes contratan a sus empresas de mediciones que les dan los resultados, les pagan, y esos resultados los envían a Industria para que con "poco escrúpulo de supervisión funcionarial" sean colocados en la web del Ministerio.
Aquí parece que de ciudadano normal para arriba nadie entiende nada y como los pastores de un rebaño, miran por encima y nada más. ¿Cosas de la Sabiduría Superior será?, que cuando desde las organizaciones vecinales, o ecologistas se pone el grito en el cielo por este desorden, se les intenta hacer quedar como a gente más o menos obsoleta, que rechaza las antenas, pero que quieren tener el teléfono móvil. Y aquí se acaba todo.
No quieren ver que la sociedad civil, quiere saber más, y quiere participar, y quiere evitar riesgos innecesarios, y que se investigue públicamente para saber con certeza hasta donde estamos seguros , y que deje de haber mercenarios, y, o algún que otro grupo de mercenarios que lo único que promocionan es el desprecio a las gentes y su ignorancia.
El progreso no es de unos pocos, es de todos.
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Ante la insaciable demanda de instalar antenas de telefonía, los operadores de la telefonía móvil, desde su atalaya de poder, consiguen que el "Ministro de Industria" Miguel Sebastián, pase a ser la voz perfecta de sus apasionadas: "las multinacionales telecos".
El Ministro deja entrever claramente, que premiará a los Ayuntamientos más dispuestos a dejar de respetar las normas urbanísticas, las ordenanzas, e incita a que se adecuen en su caso a la demanda de la patronal del sector de las telecomunicaciones, al mismo tiempo que desprecia la preocupación de aquellos ciudadanos que viven cerca de estas instalaciones ubicadas junto a las viviendas. De nada sirve el pronunciamiento científico coherente, incluso el del Parlamento Europeo de septiembre del 2008 en el que se advierte sobre los peligros que entrañan para la salud las emisiones de telefonía móvil. Ya en junio, la asociación ASIDES lo hizo saber ante la comisión de Derechos Humanos en Las Cortes de Aragón.
Las operadoras, dicen que no hay riesgo alguno, y el Ministerio de industria así lo confirma, por lo tanto, en el Ministerio de Sanidad ya no se investiga. Como Sanidad no investiga, no salen casos, ni siquiera los de hipersensibilidad electromagnética. Como Sanidad dice que no salen casos, no hay peligrosidad. Como no hay peligrosidad, nuestros Legisladores, se limitan al que "ya está controlado", y no solo no hacen nada, sino que además, como si para no aburrirse, los Diputados de las Cortes Aragonesas por ejemplo, deciden que la actividad ha de ser excluida, de ser considerada como "actividad calificada" dentro de la Ley de Protección Medioambiental. Como los Legisladores no hacen nada, los jueces no tienen argumentos para defender las demandas de los apestados ciudadanos, que puedan sentirse afectados. Y mientras tanto, en ese desorden de no saber, no querer saber, no querer hacer nada… las multinacionales hacen autopista ancha y vía libre para instalarse con el único control que tienen: el de ellas mismas, quienes contratan a sus empresas de mediciones que les dan los resultados, les pagan, y esos resultados los envían a Industria para que con "poco escrúpulo de supervisión funcionarial" sean colocados en la web del Ministerio.
Aquí parece que de ciudadano normal para arriba nadie entiende nada y como los pastores de un rebaño, miran por encima y nada más. ¿Cosas de la Sabiduría Superior será?, que cuando desde las organizaciones vecinales, o ecologistas se pone el grito en el cielo por este desorden, se les intenta hacer quedar como a gente más o menos obsoleta, que rechaza las antenas, pero que quieren tener el teléfono móvil. Y aquí se acaba todo.
No quieren ver que la sociedad civil, quiere saber más, y quiere participar, y quiere evitar riesgos innecesarios, y que se investigue públicamente para saber con certeza hasta donde estamos seguros , y que deje de haber mercenarios, y, o algún que otro grupo de mercenarios que lo único que promocionan es el desprecio a las gentes y su ignorancia.
El progreso no es de unos pocos, es de todos.
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